Susana González Ruisánchez
Carnicer y Zamora Abogados
Con algo más de cinco minutos para la cuenta atrás, podemos hacer ese balance de lo bueno y malo – como en “Un año más” de Mecano – y, dentro de las promesas y propósitos de año nuevo que casi siempre nos hacemos, incluir algunos para el enfoque del marketing digital de nuestros despachos para 2016. Y, si es posible incluso, enfocarnos en cumplirlos!.
Ya sé, me diréis que generalmente los propósitos de año nuevo no se cumplen. Pero, ¿Sabéis por qué no suelen cumplirse los propósitos que nos hacemos en fin de año?
1. Porque no nos fijamos un término medio. En esto de los propósitos todos somos muy digitales, o todo o nada, ó 0 ó 1, conseguirlo en tres días, conseguirlo al 100%. Demasiados extremos.
Nos hacemos demasiados propósitos, y todos a la vez además, por aquello de que “si eso alguno cuele y salga adelante por sí solo”.
No hagamos una lista de 20 propósitos, quedémonos en unos pocos que incluso conseguir enfocar en los primeros meses del año y, si los cumplimos, podamos pasar a los dos o tres siguientes. Esto nos mantendrá más motivados que si nos proponemos muchos; ya que al más mínimo obstáculo, solemos mandar todos los propósitos a la lista de los fracasos directamente para ver si esta vez a final de año nos los proponemos todos otra vez.
Toda meta requiere de tiempo para lograrla y más aún para mantenerla. No tengamos prisa. Calculemos un tiempo aproximado para alcanzar objetivos intermedios.
2. Porque no fijamos bien el “por qué” de cada propósito. El verdadero poder motivador de un propósito es comprender realmente por qué nos lo hacemos nosotros mismos.
Que venga yo y os recomiende algunos tips para mejorar vuestra estrategia digital, o que se diga que es saludable hacer ejercicio, quizás sean causas demasiado profundas y externas a nosotros mismos en los momentos que nos toque hacer un esfuerzo o sacrificio. No nos va a valer. Pensemos, con la información que tenemos, por qué nosotros mismos nos queremos hacer ese propósito.
3. Porque nos quedamos en el “me gustaría conseguirlo, pero” y no nos ponemos realmente en #acciON. Olvidamos nuestras metas y no planificamos bien el proceso.
El propósito no es la meta en sí misma. Debemos marcarnos varias metas intermedias y específicas (no generales) para llegar de forma razonable a cada propósito, ponerlas por escrito, valorarlas con números si es posible y, sobre todo, ponerlas en acción. En esto consistirá nuestra propia y coherente estrategia, que nos ayudará a mantenernos motivados y enfocados en cumplir el propósito.
Todos sabemos “lo que hay que hacer” para mantener nuestros propósitos pero no siempre “hacemos” suficiente por lograrlos, ni perseveramos el tiempo suficiente como para consolidar a largo plazo ese propósito de cambio, o para arraigar un hábito de forma permanente.
4. Porque no valoramos los pequeños progresos y nos estancamos en los pequeños retrocesos.
Para ello es importante aplicar la ley más famosa en psicología, la “ley del efecto”. De tal forma que seamos capaces de valorar y recompensar los pequeños avances en nuestro propósito y visualizar el cumplimiento de pequeñas metas en el camino al propósito, como refuerzo que nos anime a repetir en lugar de castigarnos o tirar la toalla ante los retrocesos.
Es cuestión de dimensionar. Si llevamos una semana yendo al gimnasio y al octavo día nos tomamos un helado, en lugar de sentirnos mal debemos sentir que nos estamos premiando por los siete días de propósito cumplido. Mentalmente no será lo mismo, seguiremos a por el siguiente helado en lugar de pensar que con ese helado nuestro propósito ha llegado a su fin “en apenas 7 días”.
5. Porque generalmente nos perdonamos muy fácil a nosotros mismos y seguimos esperando el momento perfecto para empezar. No va a llegar ese momento perfecto si no somos capaces de asegurarnos que es ahora cuando queremos realmente ponernos en marcha con algo.
Si entre vuestros propósitos de año nuevo está mejorar con eficacia o impulsar la estrategia de marketing digital de vuestro despacho o pyme, y queréis alguna idea de “meta”, aquí os propongo cinco pequeñas metas específicas para 2016:
1. Mantener actualizado el blog/web con contenido original y evitar malas prácticas
“No tengo tiempo” es la anti-frase. El tiempo lo gestionamos, y quien tiene claro que algo quiere hacer, gestiona el tiempo para conseguir cumplir esa meta porque está motivado para ello.
Tener un blog es una enorme responsabilidad para con nuestra identidad digital. Si no publicamos a menudo nuestro posicionamiento SEO se resentirá y nuestros lectores nos olvidarán. Si publicamos “por cubrir el expediente” con post para salir del paso, o con 400 palabras sobre el primer pensamiento incoherente que nos viene a la cabeza, o utilizando 14 links de cosas que hemos leído por ahí, no trasladaremos imagen de estar generando conocimiento, ni de estar estudiando asuntos en la realidad. Todo cuanto nos llega cada día nos conlleva estudio, estoy segura de que tenemos mucho que aportar inédito.
Generalmente las malas prácticas se denominan así porque están desaconsejadas. Muchas veces cuesta verlas porque parecen aportar resultados rápidos en alcanzar algún objetivo, pero en realidad lo que consiguen es espantar.
Si nos hemos visto tentados en alguna ocasión (confieso que abunda) a utilizar palabras clave (keywords) de forma abrumadoramente repetitiva en nuestros artículos más enfocados en el posicionamiento SEO que en aportar valor; o a spamear citando a no seguidores para que nos lean o compartan nuestros post; o a utilizar contenido inédito de terceros y hacerlo propio; o a comprar seguidores o a permanecer más atentos a las cuentas de “sígueme y te sigo” tarde o temprano nos va a derivar consecuencias nefastas a nuestra estrategia digital. Porque se nota. De hecho, lo notan más los demás que quienes están inmersos en estas prácticas desaconsejadas.
2. Renovar la web y la imagen corporativa
Es bastante agotador pero es real, en marketing digital las tendencias cambian constantemente, de modo que si nuestra web es de 2007 (por poner un ejemplo) estaremos trasladando una imagen bastante obsoleta, pero es que aunque sea más reciente, podemos mejorarla siempre.
Seguro que en este campo alguna cosa nos queda por acometer de los propósitos de 2015: Aportar mayor protagonismo a las imágenes, revisar el peso de carga de las mismas, convertir la web en diseño responsive, aprender a hacer infografías, lanzarnos a hacer algún vídeo o tutorial; revisar el diseño de los iconos, apostar por una tendencia más minimalista en pro de la usabilidad, etc.
3. Trabajar con eficacia las redes sociales
Seguro que todos quienes tengamos redes sociales para nuestros despachos o empresa tenemos un plan de social media que revisar. Y si no lo tenemos, lo conveniente en articularlo, ya que es la mejor forma de hacer balance (o varios balances a lo largo del año) midiendo posibles resultados en canto a la interacción generada, el refuerzo de marca e incluso la conversión de todo el trabajo realizado en negocio.
Si estamos en los inicios del trabajo de nuestro plan de social media, puede que hayamos culminado con éxito algún objetivo del tipo alcanzar X número de seguidores, tener nuestras cuentas organizadas, compartir X contenido diario, e incluso potenciar la interacción y la conversación.
Si no hemos conseguido alguno de ellos, es cuestión de revisar cada objetivo y destinarle un tiempo real a su consecución.
Si los consideramos alcanzados, siempre podemos mejorarlos, e incluso quizás podamos pulir todavía más nuestro éxito y canalizar este año nuestros esfuerzos en llegar a un sector de actividad concreto a quien visualizar nuestros servicios.
Insisto a menudo en que los abogados tendemos a estar en las redes compartiendo y conversando con juristas, y esto nos reporta beneficios nada desdeñables. Hemos conseguido mejorar una imagen de competidores implacables, hemos hecho grandes amigos en la red, hemos conseguido aprender unos de otros y consolidar relaciones estables de colaboración. Pero nos queda aún un camino importante para llegar a los clientes potenciales. Este podría ser un objetivo para 2016. Conseguir crear y compartir contenido de valor e interactuar con las empresas y ciudadanos que están intentando resolver sus dudas legales en la red.
4. Formación digital constante
Una formación constante en herramientas, tendencias, y técnicas digitales nos permitirá estar realmente al día no sólo para mantener nuestra estrategia de marketing digital sino para proporcionar determinados servicios legales relacionados con esta materia a nuestros clientes y acompañarles a alcanzar su propia meta de transformación digital.
No es el lugar para enumerar la infinidad de cursos, congresos y jornadas que, si no son gratuitos, sí a bajo coste, se nos proporcionan a lo largo del año tanto online como presencial y a los que podemos acudir a reciclar nuestros conocimientos a la par que a conocer y desvirtualizar a nuestros contactos en la red. Pero es que además, la propia red nos ofrece infinidad de contenido de gran calidad con cuya lectura y puesta en práctica ir reciclando nuestros conocimientos y enriqueciendo nuestro día a día.
5. Predicar con el ejemplo y poner al día los textos legales de la web/blog.
Lamentablemente son más las webs o blogs que no cumplen los mínimos legales que las que sí, y esto es un tema que deberíamos mejorar como prioridad, ya que si nos dedicamos al sector legal, predicar con el ejemplo es la mejor forma de proyectar la venta de nuestros servicios, no os parece?.
Como decíamos al principio, si sólo pensamos que cumplir las normas es una obligación para prevenir sanciones y, de momento, no estamos viendo las barbas del vecino arder, no pondremos en orden el cumplimiento en los proyectos de 2016, y sin embargo estaremos haciendo un flaco favor a nuestra imagen profesional.
Pensemos en poner al día nuestros textos legales (más aún quienes ni si quiera los tienen) en cumplimiento de normativa de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico, Protección de Datos de carácter personal; propiedad intelectual; protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen; protección jurídica del menor, entre otras. Y ya, si prestamos algún servicio online, no podemos permanecer incumpliendo la normativa sobre contratación y facturación electrónica, comercio minorista; comunicaciones comerciales por vía electrónica y defensa de los Consumidores y Usuarios.
Los usuarios de internet están empezando a saber mucho sobre todo ello. Ya no hay excusa para no tener un aviso legal y condiciones de uso adaptado a nuestra actividad en internet. No hay excusa para decir que no tratamos datos personales y que por tanto no tenemos una política de privacidad acorde con la finalidad del tratamiento de datos que sí recabamos. Empieza a no valer aquello de decir que no instalamos cookies no exentas y que nos despistemos quince días y un simple cambio de parámetro conlleve a que un usuario advierta que sí las instalamos y además varias, y para colmo sin cumplir la obligación de información. Y desde luego es una temeridad ofrecer servicios online y no tener disponible toda la información precisa sobre los términos y condiciones de su contratación online.
Tengo la sensación de que este artículo más que de acompañamiento al enfoque de propósitos de año nuevo pueda resultar un poco “bronca” evidenciando situaciones que pueden mejorar. En absoluto es mi intención, si bien se trata de determinar lo que todavía queda por mejorar, no?
Os deseo a todos una brillante entrada de año y fuerza y constancia para cumplir vuestros propósitos en 2016.