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  • Jornadas laborales interminables, interrupciones, sobrecarga de trabajo, multitarea… Así es la vida diaria de las abogadas y abogados con hijos.

Rosa Manrubia, abogada en Cartagena, hubo un acuerdo que le costó muchísimo cerrar. Y no porque las posturas fueran irreconciliables, sino porque mientras hablaba por teléfono con su colega estaba también pendiente de su hijo de 21 meses, que jugaba a su lado. “Y mi colega también estaba con su hija, así que teníamos que cortar la llamada continuamente”, cuenta. Manrubia, de 40 años, está al frente de su propio despacho y no se puede permitir rechazar ningún caso: “Aquí el cliente que entra con el despido, luego te da el divorcio”.

Esa escena de la llamada ejemplifica perfectamente las dificultades a las que se están enfrentando muchas abogadas y, en menor medida, abogados para seguir trabajando durante la pandemia, con confinamientos, cuarentenas y niños en casa sin ir al colegio.

Rosa, al ser autónoma, no ha notado diferencia en materia de conciliación laboral con la nueva ley del teletrabajo, y no cree que la solución sea trabajar desde casa mientras cuida de su hijo. Lo mismo opina Cristina Díaz – Malnero, presidenta de la Sección de Derecho de Familia del ICAB, madre de dos hijos de 10 y 9 años, que compagina su faceta institucional con los casos en el despacho y la atención a su hogar: “El teletrabajo es un engaño, no se puede trabajar con los niños en casa, sin hablar de que la mayor carga de trabajo recae sobre la mujer”.

Ella misma confiesa que, aunque comparta las labores de la casa con su marido –también abogado-, cuando tiene que viajar, deja todo preparado: “Coloco la ropa de los niños por días con etiquetas y dejo horarios de clases y extraescolares por escrito”.

Y es que la organización familiar y el cuidado de los hijos sigue recayendo en gran medida sobre las mujeres, algo que se ha acentuado incluso con la pandemia. Según una encuesta de la asociación Yo no Renuncio, “cuando un niño o niña está obligado a mantener cuarentena preventiva, son las mujeres las que se encargan de cuidarlos en el 80% de los casos”. Y la corresponsabilidad no solo no ha mejorado (según esa misma encuesta, se ha mantenido igual en el 73% de los casos), sino que incluso ha empeorado (en el 11%), con lo cual sigue siendo una asignatura pendiente. Muchas veces no tanto por la falta de voluntad de los padres, sino por la presión social, como nos cuenta el abogado penalista de Barcelona Pol Olivet, padre de dos hijos de 10 años y de seis meses: “Se pretende que el padre abogado, tras el parto, se desatienda del progenitor y vuelva cuanto antes al juzgado”. Por ello, como dice Cristina Díaz – Malnero, “El cambio debe pasar por una toma de conciencia de nuestra sociedad”.

Para fomentar la corresponsabilidad y facilitar la conciliación, los abogados entrevistados para este reportaje reclaman una reforma de la normativa que permita, como señala Olivet, “parar los plazos procesales ante causas personales”. “Colegios y Ministerios de Justicia nos tienen que ayudar en materia de suspensión de plazos”, afirma Rosa Manrubia.

De esas reivindicaciones sabe mucho Altamira Gonzalo, vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, que ha ejercido la abogacía durante 44 años. “Los hombres me daban envidia porque llegaban frescos a los juzgados, mientras que nosotras llegábamos sofocadas porque antes de la vista habíamos tenido que dejar atendidos a los niños, con el desayuno encima de la mesa o en la puerta del colegio”, recuerda. Y aunque reconoce que se ha avanzado mucho, afirma que “la sociedad tiene que estar con las mujeres para que ejerzan su profesión”.

La dificultad de trabajar con niños pequeños en casa hace que muchas madres y padres se vean obligados a hacerlo cuando sus hijos duermen, a altas horas de la noche o de madrugada. “Con el teletrabajo se está fomentando la hiperconectividad”, advierte Olivet, quien también señala que se corre el riesgo de “convertir la total disponibilidad en la abogacía en una rutina”.

Con la pandemia Ana Garnelo ha visto reducidas considerablemente sus horas de sueño. Madre de dos hijos de cuatro años y de 17 meses y al frente de un despacho propio en Ponferrada, estira las 24 horas del día todo lo que puede. “Priorizo mucho pasar tiempo con mis hijos y duermo menos porque trabajo cuando se acuestan”. Su situación es aún más complicada, ya que asume la total carga de sus cuidados, al vivir su pareja en otra ciudad. A pesar de que Ana ha conseguido, como ella misma califica, “ir sobreviviendo” día a día, se ha visto cuestionada por el simple hecho de tener hijos. “Que una madre no atienda a tiempo completo a sus hijos está mal visto y percibo que las abogadas que somos madres estamos un poco denostadas, se piensa que no podemos trabajar al mismo nivel que los que no tienen hijos” lamenta.

La abogada murciana Rocío Arregui, tres hijos de 10, siete y dos años, también se ha enfrentado a esos prejuicios: “Llevo años protestando contra la falta de conciliación familiar, máxime cuando eres mujer y madre y cuando optas por la lactancia materna y decides disfrutar un permiso de maternidad”.

Y durante esta pandemia está ‘sobreviviendo’ lo mejor que puede: “La conciliación, tras la crisis sanitaria, ha quedado relegada a un quinto plano. En Murcia hay un día a la semana en el que los niños no van al colegio, lo que te obliga ese día a teletrabajar y ejercer de madre y profesora. En casa hemos intentado que las mañanas cundieran mucho y sacar ratos por las tardes o por las noches a turnos para conciliar” explica.

Y coincide con sus otras colegas en las dificultades para ejercer su profesión: “Ser madre abogada y teletrabajar conlleva muchas interrupciones y te amplía la jornada laboral, aunque mi pareja y yo nos corresponsabilizamos en los cuidados, las madres tenemos un papel principal, que no tienen los padres y nos ocasiona una carga mental muy grande”.




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