Carpeta de justicia

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El 2023 como ventana de oportunidad para salir de “la caja”. Introduzco tres conceptos imprescindibles para lograrlo.

Pero, primero ¿qué es “la caja”? y ¿cuál es la llave que abre y cierra ventanas de oportunidad?

La caja, como marco de referencia histórico asimilado. Como aprendizaje programático limitado. Es la metáfora de la tela de araña invisible de una determinada cosmovisión que ha calado en nuestra estructura de pensamiento de forma sutil y nos atrapa. Salir de la caja como el creciente anhelo de buscar nuevos enfoques, una forma distinta de comprender, decir y hacer el mundo.

El tiempo (tener tiempo para observar, pensar, reflexionar, contrastar fuentes) y el conocimiento (integro prácticas discusivas y de intercambio de experiencias empíricas con otras personas sobre nuestra relación con la información y el conocimiento) son las llaves que abren ventanas de oportunidad.

“Quien controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente, controla el pasado” George Orwell.  Contextualizado en este tiempo ¿anticipación o proyección orwelliana?

El conocimiento extenso y veraz sobre el pasado es importante para tener un punto de referencia y no caer en la dinámica cíclica de los errores.

Llevo un tiempo analizando el pasado a través de distintas disciplinas, artística, fílmica, sociológica, política, cultural, filosófica, económica, científica. Este ejercicio reflexivo me ha ayudado a comprender mejor el <nihil novum sub sole> “No hay nada nuevo bajo el sol” o lo que es lo mismo, todo tiene un “precedente”, porque todo se repite de forma cíclica, aunque con una apariencia de innovación estructural y tecnológica. Quizás lo original sea comprenderlo e interpretarlo. Te reto a ti que lees estas letras, a echar abajo esta premisa.

Los tres conceptos en los que recomiendo profundizar en este año de oportunidad.

Soberanía

La soberanía es la idea de que cada ser viv@ es responsable y propietari@ de su existencia como de las consecuencias de sus actos Tiene derecho natural y ético a controlar su vida. Ser soberana de tu vida significa que eres tú quien tomas las decisiones sobre lo que es bueno para ti, no en base a las prescripciones externas, sino a una sofisticada y singular diligencia de análisis y discernimiento, a través de una lógica o de un saber inconsciente. Como “precedente”, la soberanía individual ha estado más conectada a los “ente” divergente, disidente que a los “ismos” enajenantes y subyugadores. En la extensa y controvertida obra del filósofo del poder Michael Foucault encontramos una invitación hacia la profundización de la soberanía individual respondiendo a la pregunta ¿quién soy yo? la cual requiere de una “tecnología del yo”. Una labor ética de construcción de una nueva subjetividad fuera de “la caja” como marco normalizador de subjetividades. Al fin y al cabo, ejercer el poder que cada persona posee de forma natural. Como en la obra de “La banalidad del mal” apuntaba Hannah Arendt, a la soberanía individual de pensamiento (“La esencia del pensamiento no es el conocimiento, sino la que distingue el bien del mal”) y sentido común, de lógica y humanidad de cada persona para hacer frente a la barbarie de los totalitarismos, sean explícitos en términos de modernidad o implícitos en la compleja y sugestivita influencia de los lenguajes y nuevas narrativas simbólicas de la postmodernidad.

Autoridad

Según la definición oficial, el principio de autoridad es el que utiliza las palabras, hechos o recomendaciones de una persona que cuente con buena reputación en un determinado asunto para incitarnos a tomar una determinada decisión, incluso en contra de nuestros intereses personales. ¿Te resulta conocido?

Animo a toda persona a creer en su autoridad como fuente de conocimiento para recabar la información y los recursos que necesita, con la determinación de llevar una buena vida en el sentido que señalaba la filósofa Martha Nussbaum (“La fragilidad del bien” ¿En qué consiste la vida valiosa?) y continuar creciendo. Lo de influir en otros, yo prefiero utilizar el término, “inspirar” a otros, invitarles a tomar en cuenta su referencia. Se sabe que el verdadero poder es invisible e influye generando un impacto. Deseo que lo que no queda plasmado en estas letras, pero sí en la vibración que genera en ti, te influya de forma positiva y te sea útil.

El poder de la autoridad se basa en la autoconfianza en los criterios y conocimientos de cada individu@ y en el entendimiento de que tanto éstos, como la realidad y la verdad, se mueven. “A la verdad se la reconoce porque es más creativa, abstracta e inesperada, mientras que la ficción es tan perfecta como predecible” Jean Braudillard “Cultura y Simulacro”  

Así, lo inmutable no existe, salvo que permitimos que se repita en el tiempo en forma de “norma” imperecedera. No es que “No hay nada nuevo bajo el sol” es que hemos aceptado esta premisa como inmutable, cuando en realidad todo se mueve y se transforma, salvo excepciones acordadas o impuestas. Por ello, en este mundo de frontera, de nuevos retos y de super computadoras e inteligencia artificial, cobra mayor sentido recuperar y practicar la autoridad personal (intransferible a otros, human@s o cadena de algoritmos) Tal y como advierte el filósofo  José Carlos Ruíz.No renunciar a ser los <Notarios> de la realidad dejando constancia de esta, y situar el principio de autoridad en la Inteligencia Artificial, que se convierte así en el <Fedatario> de nuestro mundo” O como apunta el filósofo Éric Sadin “Los sistemas inteligentes nos hablan para decirnos “la verdad”

Privacidad

La originalidad necesita de la privacidad para poder “SER”, es espacio propio de expresión individual, de creatividad y manifestación. Y si lo originario (como natural y real) es lo auténtico en un contexto de exceso de exposición artificiosa (simulación) hacia lo externo, entonces requiere de privacidad para seguir siendo. La privacidad es protección de datos, es inviolabilidad de la integridad, es oxígeno para el sentido crítico, espacio para el legítimo disentimiento, refugio para el abandono de máscaras. La privacidad individual es el castillo de cada persona, es nuestro poder.

En una sociedad conectada parece imposible no ser visto o seguido, no dejar huella alguna, simplemente desaparecer del todo, fluir en el anonimato, en la plena y total intimidad.

La importancia de reivindicar y preservar la privacidad es que sin ella es difícil un completo libre pensamiento o sentido crítico. Si todo está sujeto al ojo virtual, expuesto al examen algorítmico ¿acaso no hay nada fuera del dato? En analogía a ese “No hay nada fuera del texto” con el que nos interpela Jacques Derrida

El ser humano se adapta con asombrosa facilidad a la comodidad de la tecnología, la última tendencia, el Chat GPT es un ejemplo. Es capaz de dialogar y de escribir un discurso político, (“dentro del texto” de una estructura de lenguaje, según Jacques Derrida) está aprendiendo de la experiencia de la privacidad humana, y de sus procesos cognitivos y emocionales. En muy poco tiempo hemos pasado de ser sugestionados por la publicidad invasiva y sus malas artes para promover el consumo que erosiona nuestro derecho a la integridad (ya mencionado en el apartado anterior de Soberanía) a ser “testeados” e “influenciados” por una AI. No imagino el horizonte de su aplicación en otros ámbitos de las narrativas. En la obra “La sociedad de la Transparencia” el filósofo coreano, Byung-Chul Han, dijo “Cuantos más datos generemos, cuanto más intensamente nos comuniquemos, más eficaz será la vigilancia”

Esto posee un doble rasero, por un lado, nadie quiere renunciar a los innumerables recursos que nos proporciona la tecnología y la Inteligencia Artificial. Por otro, esta misma predisposición a la aceptación y conformidad, quebranta nuestra privacidad, como consecuencia de un exceso de confianza y nos hace dependientes de ellas y muy probablemente, acelera el proceso de des-creatividad humana. Si este tipo de AI se instala en los principales sistemas educativos, científicos, biomédicos, jurídicos, socioculturales y políticos, ¿podremos garantizar una mayor privacidad de la que hasta la fecha reivindicamos?  El filósofo Yuk Hui. incorpora al debate público una de las paradojas del siglo XXI “Estamos en un tipo de competencia global de tecnología. Viendo las formas de esta competencia cabría preguntarse dónde nos lleva”

Por el momento, no podemos medir con anticipación el impacto que supondrá el uso de esta AI a medio o largo plazo en el desarrollo y evolución de la naturaleza humana que es la que verdaderamente podría estar en jaque. No obstante, sabemos que fuera del texto y del dato se mueven energías tan increíbles que no son codificables, si quiera pertenecen al orden de lo simbólico normalizado y mercantilizado. El valor de la privacidad, en términos de interrelación con los otros, es El beso de la vida”, que necesita de intimidad para apreciarse y empoderarse desde el amor a la vida humana en el encuentro con “la otredad”. Con privacidad podemos liberar espacio para crear lo irrepetible, y romper así el marco referencial de “la caja” que no es más que una sucesión de precedentes normalizadores y de programación cultural reiterativa y limitantes. Sin privacidad ¿en qué se convierte la libertad como principio individual?

Lecturas recomendadas.

-“La tradición cosmopolita. Un noble e imperfecto ideal” Martha Nussbaum 

-“Esto no es una pipa. Ensayo sobre Magritte”  Michael Foucault  

-“Privacidad es poder” Carissa Véliz.

-“Recursividad y Contingencia” Yuk Hui

-“La inteligencia artificial o el desafío del siglo” Éric Sadin

-“Infocracia. la digitalización y la crisis de la democracia” Byung-Chul Han




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