Los conflictos armados en Siria y en toda la región de Oriente Medio que desde 2011 se están produciendo entre los distintos gobiernos, las organizaciones terroristas y la población, llevan provocando un flujo de inmigrantes y refugiados de guerra hacia Europa como hacia años que no se producía.

En el ámbito del Derecho y el Ciberespacio, esto tiene una consecuencia directa: el aumento de uno de los ciberproblemas más graves y desgraciadamente comunes, la captación de personas por internet para cometer después acciones de tráfico de personas o trata de blancas. 

La Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional, promovida por las Naciones Unidas en el año 2000, y adoptada por la Organización Internacional para las Migraciones define la trata de la siguiente manera:

"la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos".

Sin embargo en Internet, la trata de personas se materializa de una forma algo diferente: Se utiliza la red para contactar y captar a las personas, de forma que puedan ser accesibles en el mundo físico para terminar de cometer el delito.

Se utiliza la red de esta forma para acceder a las posibles víctimas, y una vez se consigue ese acceso, y se han podido observar las vulnerabilidades de la víctima, ya fuera de internet, se intenta forzar el encuentro, y después el traslado y posteriormente la explotación.

En internet comienza la trata, se prepara el delito y se selecciona a la víctima. En manos de los responsables de esta conducta, se ha convertido en una herramienta muy ágil y útil para cometer sus actos. Y esto debe combatirse.

La captación y sugestión de las víctimas, por medio de amenazas, coacciones, utilizando el fraude, el engaño, y abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, deben ser combatidas desde la propia red para evitar la propagación de esta ciberconducta.

La formación, la divulgación y la vigilancia en las redes sociales es fundamental para evitar conductas de este tipo, y solo con la colaboración de todos los usuarios, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad de cada Estado, y las ciberorganizaciones al cargo de las webs y las redes sociales, se podrá evitar que casos como éstos sigan produciéndose con esta frecuencia.

Guillermo Cernuda,

Abogado en ciberderecho.com, donde contamos en detalle cada una de las ciberconductas problemáticas que se dan en internet. www.ciberderecho.com