Javiera Bianchi
El estudio chileno Cariola Díez Pérez-Cotapos, firmó en enero de este año una alianza con la consultora especializada en tecnología e inteligencia artificial, Cognitiva, para crear una startup legal a la que nombraron Lexnova, de acuerdo a información publicada por Diario Financiero.
Esta nueva empresa proporcionará en países de habla hispana de América Latina, productos y servicios innovadores que utilicen la inteligencia artificial para hacer que los procesos legales en empresas y reparticiones públicas sean más eficientes.
El proyecto comenzó a pensarse hace dos años cuando incorporaron IA a los procesos internos de la firma, pero se concretó mejor cuando Cognitiva apareció en el panorama. Esta empresa tiene una alianza con IBM y hoy es la única que comercializa el sistema informático de IA, Watson, en español.
“Nosotros somos expertos legales y lo que hacemos en esta alianza es entrenar los sistemas…esta tecnología efectivamente puede aprender, procesar y entender la información y lo mejor de todo: en nuestro mismo idioma”, explicó el socio de Cariola, Díez Pérez-Cotapos, Rodrigo Lavados, el impulsor de esta iniciativa, a Diario Financiero.
Lavados señaló que son 3 los ejes que se plantearon para el desarrollo de Lexnova: el diseño de productos estandarizados para determinadas industrias, la ampliación de los servicios de Cariola como la investigación forense, y buscar potenciar la creación de productos a la medida o por encargo específico de los clientes.
Asimismo, explicaron al medio que están trabajando en un sistema orientado al sector bancario para la revisión de poderes, títulos notariales y garantías financieras. “Lo que hace la IA aquí es leer el documento, procesarlo, categorizarlo, todo en forma instantánea…así, lo que antes requería horas o días de revisión, ahora es inmediato”, explicó el abogado.
En Cariola, Rodrigo Lavados, Juan Pablo Matus, Francisco Javier Illanes y Javier Cerón, son los encargados del proyecto. En Cognitiva participan su CEO, Aldo Marzolo, junto a los ejecutivos Sergio Ruiz, Danilo Sturiza y Jorge Alzamora. Con Lexnova, ellos pretenden llegar a toda América hispana. La fecha de lanzamiento es el 4 de julio, justo en una semana más.
Uría Menéndez y el proyecto con Luminance
Por su parte, la firma Uría Menéndez comunicó el año pasado que se estaba sumando a la aplicación de las técnicas de inteligencia artificial (IA) en el sector legal, junto a las empresas Luminance y RAVN Systems. El rol de la firma será colaborar en el entrenamiento de sus sistemas en castellano.
El proyecto les permitirá mejorar la eficacia en los procesos de revisión de contratos. Además el acuerdo firmado con RAVN, les brindará la aplicación RAVN Extract, que automáticamente lee, interpreta y extrae información clave de bases de datos des-estructuradas.
“El verdadero potencial de estos sistemas, mucho más allá de la revisión de contratos o de facilitar las due diligence, está en la posibilidad de convertirse en un asistente del abogado que le libere de las actividades más tediosas e improductivas, mejorando la eficiencia del servicio prestado”, expresó Santiago Gómez Sancha, director de Sistemas de Uría en el sitio web del estudio.
LawGeex revisa contratos más rápido que los abogados
La compañía especializada en Inteligencia Artificial para contratos, LawGeex, que trabaja con firmas como Deloitte, realizó un experimento que medía la eficiencia de los abogados versus la del software. Este se hizo en conjunto con profesores de Standford, Duke Law y University of Southern California.
Eran 20 abogados de Estados Unidos que tenían que detectar y determinar errores contractuales redactados en esos documentos. Los participantes dispusieron de 4 horas para revisar 5 acuerdos de confidencialidad. Con más de 3.000 cláusulas, y 152 párrafos los abogados presentaron al término del tiempo sus anotaciones, para ser contrastadas con las fallas detectadas por la IA.
Finalmente, el grupo de profesionales fue capaz de encontrar el 85% de los errores plantados en los contratos, mientras que la inteligencia artificial pudo detectar el 94% de los fallos. El problema fue el tiempo: el abogado más rápido revisó todos los contratos en 51 minutos, pero el resto lo hizo en una hora y media, mientras que la Inteligencia Artificial finalizó y encontró el 94% de los errores en sólo 26 minutos.
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