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Cuando una pareja con hijos decide separarse o divorciarse, una de las cuestiones más importantes a resolver es el régimen de visitas, tanto, que merece la pena que dediquen un tiempo a establecerlo, de manera que, nunca, los hijos sean los perjudicados.

Hablamos de la manera en la que el progenitor que no tiene la custodia consiga mantener una relación cercana con sus hijos, sin embargo, hay casos en los que no es tan sencillo como aparentemente puede parecer, y establecer un régimen de visitas inmediato, y amplio, no es lo más recomendable. 

Aquí es donde entra en juego el régimen de visitas progresivo.

¿Qué es el régimen de visitas progresivo?

Una modalidad de organización del tiempo que los hijos pasan con el progenitor no custodio, estableciendo un sistema gradual, significa que las visitas empiezan siendo limitadas y van aumentando de manera progresiva, hasta alcanzar un régimen más amplio o estándar. 

La idea principal es que el menor se adapte, poco a poco, a la nueva vida tras la separación de sus padres, evitando situaciones estresantes o traumáticas.

Este tipo de régimen busca proteger el bienestar emocional de los menores, asegurándose de que las visitas se desarrollen en un entorno seguro y positivo.

¿Cuándo se aplica un régimen de visitas progresivo?

Este enfoque es especialmente útil en contextos donde se requiere una adaptación cuidadosa por parte del menor, o también del propio progenitor. 

Los tribunales y los padres acuerdan este tipo de régimen, teniendo en cuenta siempre el bienestar del menor y las particularidades del caso, porque, evidentemente, cada uno es único y generalizar soluciones no es nunca lo más adecuado

Aun así, hay unos tipos de situaciones en las que se acude a este calendario de visitas, y que son las que nos hemos encontrado más a menudo en nuestro bufete.

1. El progenitor no custodio tiene poca o ninguna relación previa con el menor

Tanto si no ha convivido con él, como si ha estado ausente durante un periodo prolongado de tiempo, son dos casos en los que un régimen de visitas inmediato puede resultar angustioso para el niño.

El régimen progresivo, por el contrario, permite que se vayan conociendo y construyendo una relación de manera gradual, para, poco a poco, mantener una cercanía más constante sin que resulte traumático ni forzado.

2. El menor es muy pequeño

Los bebés y niños muy pequeños tienen necesidades específicas de apego y cuidado, especialmente hacia el progenitor con el que han pasado más tiempo.

Aquí, un régimen de este tipo ayuda a que el menor se acostumbre al otro pero a su ritmo, respetando sus tiempos y necesidades.

3. Conflicto entre los progenitores

Cuando la separación ha sido conflictiva, o hay tensión entre los padres, es una herramienta que minimiza el impacto de esa difícil situación que sufren los menores. 

Con este régimen se establecen visitas iniciales bajo condiciones controladas que evitan que los niños vivan experiencias tensas que les afecten mucho emocionalmente.

4. Orden de protección o antecedentes de violencia

Uno de los casos más complicados con los que nos encontramos, cuando existen antecedentes de violencia o maltrato, aquí la primera fase es establecer visitas supervisadas dentro del propio régimen progresivo. 

Con esa vía inicial se asegura que el primer contacto entre el menor y el progenitor no custodio sea seguro, y bajo condiciones controladas.

5. Problemas psicológicos o emocionales del progenitor

Cuando éste atraviesa problemas de salud mental o adicciones, hablamos de una situación en la que un régimen inmediato es perjudicial, y es necesario una adaptación progresiva que asegure que las visitas se desarrollan de manera adecuada en beneficio del menor.

¿Cómo se diseña un régimen de visitas progresivo?

Por lo general, resulta de un acuerdo entre los progenitores, o de una decisión judicial, pero, en ambos casos, se tienen en cuenta factores como la edad del menor, su relación previa con el progenitor no custodio y cualquier circunstancia específica que influya en su bienestar.

Te ponemos un ejemplo de cómo puede estructurarse este régimen 

Primera etapa

En un principio, visitas cortas en un lugar neutral, como un parque o un punto de encuentro familiar, un espacio seguro para que el menor comience la adaptación gradual.

Segunda etapa

Continuamos con unas visitas algo más largas que, si es posible, incluyan estancias en la casa del progenitor no custodio, pero, por el momento, sin pernoctar.

Tercera etapa

La última a la que se llega cuando las anteriores han tenido resultados satisfactorios, y es posible dar el paso definitivo a las visitas completas con pernocta, adaptándose a un régimen estándar.

Por último, aclarar que la duración de cada etapa varía dependiendo de la situación, incluso en algunos casos, se opta por la participación de un mediador o psicólogo infantil que supervise y evalúe el proceso.

Beneficios del régimen de visitas progresivo

Este tipo de régimen tiene beneficios tanto para los menores como para los progenitores, hablamos de una solución flexible y adaptativa que busca siempre priorizar el bienestar de los niños y facilitar la adaptación de todos los involucrados al nuevo contexto familiar. 

  • Adaptación del menor, permite que los niños se habitúen poco a poco a la nueva situación, con lo que se reduce el impacto emocional.
  • Fortalecimiento de la relación, facilita que el progenitor no custodio construya una relación sólida y positiva con el menor, según sus necesidades y respetando sus tiempos
  • Reducción de conflictosayuda a evitar situaciones tensas entre los padres, ya que las visitas iniciales suelen ser controladas, hasta que se comprueba que fluyen con normalidad.
  • Flexibilidad, se adapta a las necesidades específicas de cada caso, priorizando siempre el bienestar del menor.
  • Mayor estabilidad emocional, al ser de forma gradual, no siente una ruptura brusca en su rutina ni en sus relaciones familiares, algo extremadamente favorable para su equilibrio emocional.

Consecuencias del incumplimiento del régimen de visitas

Es importante que ambos progenitores cumplan con las condiciones establecidas en el régimen de visitas progresivo, no hacerlo se considera como algo grave con implicaciones legales que afectan tanto a los derechos del progenitor, como al bienestar del menor.

¿Qué pasa si se incumple el régimen de visitas progresivo?

Si uno de los progenitores incumple el calendario de visitas establecido, ya sea impidiendo las visitas o no asistiendo a ellas, tiene, como decimos, especial gravedad y unas consecuencias importantes

  • Sanciones económicas, el juez tiene la capacidad de imponer multas al progenitor que no lo respete o incumpla.
  • Modificaciones en la custodiasi se realiza de manera reiterada es fácil que derive en una revisión de las condiciones o del régimen de visitas.
  • Denuncias, el progenitor afectado en este caso, tiene todo el derecho del mundo a interponer una denuncia, y, a partir de ahí, iniciar procedimientos legales adicionales

Impacto en el menor del incumplimiento de las visitas

Indudablemente, el menor es el más afectado y a quien hay que proteger sobre todo lo demás, para evitar que esta forma de actuar de unos de sus padres genere en él inestabilidad emocional y dificultades para construir una relación positiva con ambos.

Es fundamental que se priorice el bienestar del niño, asegurándose de que las visitas se desarrollen según lo acordado o lo estipulado por el juez, y para esto lo mejor es que ambas partes trabajen en conjunto para garantizar que cada encuentro se desarrolle de manera adecuada, tal y como se han acordado, y que le beneficien en su desarrollo

Como puedes ver, el régimen de visitas progresivo es una herramienta esencial para garantizar el bienestar de los menores en casos de separación o divorcio, y en mayor medida si la ruptura conlleva conflicto entre las partes.




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