Se acaba de conocer la noticia por la que el Juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón ha decidido sentar en el banquillo de los acusados a la entidad bancaria BBVA en su condición de persona jurídica.

Y es que hace tan solo unos días, en el marco del caso Villarejo, fue la Fiscalía la que solicitó la imputación formal del banco acusándolo de haber contratado a una agencia de detectives para espiar a empresas rivales, políticos y periodistas. Se da la paradoja, además, que el BBVA hace unas semanas había intentado personarse en el procedimiento penal que se sigue contra el Sr. Villarejo como parte perjudicada y por lo tanto presentándose ante la opinión pública como una víctima más del comisario jubilado.

Sin embargo, en el día de hoy, el Juez, accediendo a la petición de la Fiscalía, ha decidido la imputación del BBVA por los delitos de cohecho activo, revelación de secretos y corrupción en los negocios. Esta decisión judicial, sin ánimo de prejuzgar y manteniéndose intacto el derecho a la presunción de inocencia del banco, supone un importante revés para la entidad bancaria, no sólo porque su reputación queda dañada, sino porque cada son mayores las sospechas que apuntan a que el BBVA cometió varios delitos en el caso de los supuestos pagos ilícitos a Villarejo.

La Audiencia Nacional ya imputó en esta causa a varios directivos y exdirectivos del BBVA por considerar que los pagos que el banco realizó a Villarejo, superiores a los 10 millones de euros, podían ser considerados ilícitos. Sin embargo, la noticia que acabamos de conocer supone que en caso que este asunto acaba con una condena firme contra el BBVA como responsable penal, por la vía del actual artículo 31 bis del Código Penal, se le puedan imponer las penas previstas en el artículo 33.7 del Código Penal, entre las que se encuentran entre otras la de multa, la disolución de la persona jurídica, la suspensión de las actividades, la clausura de sus locales o establecimientos, o la prohibición de realizar en el futuro las actividades en cuyo ejercicio se haya cometido, favorecido o encubierto el delito. En este sentido, y a pesar de la prontitud para especular con el futuro, las eventuales penas que se pudieran imponer al BBVA tendrían obviamente un efecto altamente perjudicial sobre la imagen y los resultados de la entidad.