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¿Aún no te has dado cuenta de que las emociones negativas afectan a la creatividad y a tu rendimiento? Mantener una actitud positiva te ayudará a disminuir la fatiga y a producir más y mejor, además de poder mejorar la relación con tus clientes. Puede ser que sigan sacándote ciertos detalles de quicio; pero conseguirás no arrastrar el malestar a lo largo del día y descargar contra tus seres queridos al llegar a casa. 

Mantenerse "fresco" tras cinco reuniones no es fácil... pero si en la tercera ya estás quemado difícilmente vas a acabar bien el día. Y si en la quinta tienes a un potencial cliente, esperará lo mejor de ti, de lo contrario, despídete de él: 

la opinión que tienen tus clientes de ti depende de cómo les haces sentir

Piensa, por ejemplo, por qué la gente sigue acudiendo a las consultas privadas de los médicos si, en muchas ocasiones, está el mismo doctor en la Seguridad Social. Por sentirse escuchados y atendidos

Tranquilo, por estar un día de mal humor no se va a acabar el mundo. Hasta la persona más optimista tiene días malos, solo que no es su tónica habitual. Lo que le diferencia de una persona negativa es que es consciente de que hoy está bien mañana puede estar mal. Es clave no resistirse al cambio, aunque suene a tópico de libro de autoayuda.

Aquí van algunas de mis técnicas para conseguirlo:

1. Antes de salir de casa, siéntate y vacía tu cabeza de pensamientos. Céntrate en tu respiración. Bastará con 5-10 minutos, todos los días.

2. Identifica lo que es importante y elimina el resto. La manera más fácil de reducir el estrés es reducir la lista de tareas, muchas veces nos cargamos de cosas que no son urgentes o importantes. ¿Qué 4-5 cosas son importantes en tu vida? Lleva a cabo las actividades, reuniones y proyectos que encajen con esa lista. Toma tiempo para identificar las tareas más importantes de cada día (1-3), por la mañana o la noche antes. 

 

Saber qué es lo importante te mantendrá enfocado y restará importancia a los baches que vayan surgiendo.

 

3. Crea un espacio en medio de cada tarea, el espacio es tan importante como la tarea misma. Deja un poco de espacio entre las reuniones. Toma un descanso para estirar, beber agua, respirar... y volver a recordar que nadie puede perturbar tu paz interior si tú no le dejas.

4. Al practicar la respiración profunda y consciente de manera habitual (o "meditación", llámalo como quieras), cada vez que vuelvas a parar y realizar unas respiraciones profundas, aunque sea durante un par de minutos, tu cerebro conectará con esa tranquilidad que consigues durante el ejercicio y podrás volver con mayor rapidez a reponer tus emociones. Es como apretar el botón "reiniciar".




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