Miriam Mejías Madrid, 27 sep (EFE).- "¿Y si el acusado fuese tu hermano? ¿No querrías que tuviera la mejor defensa?". Con estas preguntas, la abogada Mónica de Cristóbal trata de derribar los recelos de quiénes cuestionan cómo alguien puede defender a un delincuente, mientras reivindica el "mal pagado", pero necesario, turno de oficio.
Lo hace de la mano de Celia Fuertes, la mujer, madre, abogada y protagonista de su primera novela para adultos, "Con la luz encendida" (Ndenovela), que este viernes presenta De Cristóbal, con más de treinta años en el turno de oficio, en el Colegio de la Abogacía de Madrid, junto al decano Eugenio Ribón.
"Nos pasamos la vida defendiéndonos del ataque de 'cómo podéis'", comenta Mónica de Cristóbal (Madrid, 1971) en una entrevista con EFE en su despacho, DeCristóbal Abogados. La defensa -añade- "tiene que estar garantizada"; debes tener una persona que "te escuche" e "intente darte las mejores condiciones", como cualquiera que vaya a un hospital debe ser atendido por un médico.
Y eso trata de hacer su protagonista, una abogada con tres niños y una traumática situación familiar derivada de la muerte de su marido, que se topa, gracias al turno de oficio, con el caso más difícil de su carrera: defender a una mujer inmigrante acusada del asesinato de sus hijos.
El turno de oficio o cómo sentir "que estás ayudando de verdad"
Con permiso de su protagonista, Mónica de Cristóbal intenta dar un papel esencial al turno de oficio para tratar de silenciar el "rumor urbano" de que estos abogados son peores o de que los abogados solo trabajan por dinero.
"Creo en la Justicia gratuita, es un pilar esencial", reivindica De Cristóbal, a quien a veces preguntan por qué se toma tan en serio los casos que le llegan del turno de oficio. "Por eso, precisamente", contesta, consciente de que las personas que los necesitan no podrían costearse "jamás" un abogado.
"Sientes que estás ayudando de verdad. Eso salva lo mal pagado que está", reconoce esta autora, que se complace al resaltar el "factor humano" que hay detrás de un servicio "vocacional" que, lamenta, al final acaba costando dinero al abogado.
Como en la novela, donde la acusada no quiere ninguna defensa, ella también se ha encontrado a personas que están "tan desesperadas que no quieren hablar".
Ocurre, por ejemplo, en contextos como la violencia machista o el acoso laboral. "Es durísimo", reconoce esta abogada, en contextos donde a veces lo "intangible" es difícil de probar, y resalta el papel de la mediación y el trabajo en equipo que realizan con psicólogos o trabajadores sociales para llegar al "fondo".
Dos mujeres y un foco: la falta de corresponsabilidad
En "Con la luz encendida", Mónica de Cristóbal entrelaza las historias de dos mujeres, madres y trabajadoras.
Una de ellas, inmigrante, con la que, por "deformación literaria", trata de 'poner luz' a un asunto "oculto" y silenciado que "no se puede desvelar". La otra, abogada defensora, mediante la que refleja los problemas cotidianos a los que se enfrentan miles de mujeres en un contexto de crianza.
La abogacía "es una profesión difícil de conciliar", reconoce la autora, que todavía recuerda cómo, hace años, su madre tenía que quedarse con su bebé a la salida de la sala de vistas porque no le suspendían el juicio.
Y aunque esa realidad está cambiando, admite, queda mucho camino para alcanzar la "corresponsabilidad" y que la mujer no tenga toda la carga mental de los cuidados.
"La vacuna, el niño tiene que comprar un mapa para ir al colegio, mañana hay excursión.... Eso lo lleva la madre", afirma Mónica de Cristóbal, que reconoce cómo ella misma se ha visto en mitad de un juicio escribiendo una nota para recordarse a sí misma: "comprar tres cebollas".
"También he querido poner un poco ahí la denuncia. Creo que es importante seguir hablando de ello", indica esta abogada experta en derecho laboral y de familia que, apunta, esa falta de corresponsabilidad podría ser la primera causa de divorcios que ve en su despacho.
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